lunes, 25 de marzo de 2024

Clase inaugural de la asignatura Historia de la comunicación 2024

 LA HISTORIA DE LA COMUNICACIÓN COMO OBJETO DE ESTUDIO


Dra. María Marta Luján

     El estudio de una Historia de los medios de comunicación nos enfrenta a desafíos relacionados con la complejidad y la hibridez del objeto, como así también a la diferencia de los ritmos y de la aceleración de los cambios por los que han transitado los diferentes medios. No es lo mismo estudiar la evolución de la prensa entre los siglos XVII y XVIII, que las transformaciones producidas en la comunicación en las últimas dos décadas, que nos obliga a reformular a cada momento la perspectiva de análisis, a revisar y actualizar continuamente el material bibliográfico. Los mismos objetos cambian también aceleradamente, no es lo mismo la radio en la década del 20’ del siglo pasado que la que escuchamos hoy en el auto; no sólo por la tecnología, sino por el lugar que ocupa en nuestras vidas y en nuestras relaciones.

    Por otro lado, la hibridez del objeto (técnica, arte, documento) ha permitido que las historias de los diferentes medios sean abordadas desde variadas disciplinas: la estética, la sociología, la antropología, los estudios culturales, etc. Una Historia de los medios de comunicación, dice Mirta Varela, es un campo problemático y en constante re-construcción.

  Por otro lado, el historiador de los medios se enfrenta, muchas veces, a la escasez de los documentos y a la parcialidad en la construcción de los archivos. De los escritos conservados de la Edad Media, son menos los de origen popular que los que proceden de la cultura letrada. Un canal como Volver, por ejemplo, sólo recupera una parte ínfima de la programación pasada en base a criterios de éxito de público. En tanto narración de un proceso, la Historia de la comunicación implica recortes, selecciones, miradas…

   En primer lugar, y antes de adentrarnos en el objeto de estudio de la materia, es necesario que primero especifiquemos dos cuestiones que les integrantes de esta cátedra consideran un imprescindible punto de partida:

a) Una posición teórica

b) Una opción metodológica

    Desde el punto de vista teórico, nos proponemos hacer no una historia de los medios, sino una historia social de la comunicación; esto es, de los resultados de la utilización de esos medios en la sociedad. Si bien haremos una historia de cada uno de los medios, la idea es ver en qué medida los mismos se relacionan entre ellos en un momento dado, cómo cambian los medios existentes cuando surge otro, cómo se resignifican mutuamente, qué tipo de influencias originan unos medios sobre otros y qué relaciones surgen entre ellos. Un buen ejemplo para ilustrar esta interacción es internet; ¿desaparecieron con este nuevo medio la prensa, la radio, la tv? ¿o se reconfiguraron en un nuevo escenario?

    La Historia de la comunicación social debe situarse a un nivel diferente de la historia de cada medio; concebimos a la comunicación social como el resultado de los efectos conjuntos de los medios y como proceso dinámico y cambiante. En ese sentido, nuestro enfoque será superador e integrador del estudio de los diferentes medios, y estudiaremos el efecto final de un proceso, el resultado de la acción conjunta de los medios en un espacio y en un tiempo concretos.

      Por otro lado, nos proponemos, con Williams, discutir y superar lo que él denomina el “determinismo tecnológico”, una perspectiva de análisis que ve en los aparatos las causas del desarrollo humano y de la evolución de las sociedad, y privilegia al medio como único y mero causante de influencia en los destinatarios; lo que importa , en esta perspectiva, son los vehículos de transmisión, negando otros elementos que intervienen en el proceso de comunicación; el autor discute esta mirada, la de la “sobredeterminación tecnológica”, porque entiende que ésta desconoce e ignora los procesos sociales y económicos que llevan a la producción de determinados inventos desligando, de ese modo, la ciencia de la sociedad. Lo que ha alterado al mundo no son los inventos en sí sino los usos que les ha dado la sociedad. La comunicación y sus medios no son pura materialidad, desligada de lo social, pero tampoco son un derivado de condiciones materiales: la comunicación está integrada en cualquier acción humana y, en muchos casos, es su condición necesaria. Nosotros proponemos hacer una Historia global, capaz de combinar diferentes categorías de conocimiento (histórica, económica, política, social, cultural…)

     Veremos, por ejemplo, que la escritura responde a la necesidad de consignación y preservación de datos en un momento de la historia de la cultura para la cual la transmisión oral ya resulta insuficiente. Más allá de la descripción de los avances de las tecnologías, que no solo no desestimamos sino que abordamos en cada uno de los casos, nos centraremos en los “usos” de las mismas, las formas de apropiación que de ellas realizan los poderes de turno y las modalidades de recepción por parte de las audiencias. En tal sentido veremos, por ejemplo, cómo el cine nacional, en sus inicios, cumplió en nuestro país un rol doble: como dispositivo utilizado por el gobierno de turno para la construcción de una identidad nacional tendiente a homogeneizar las diferencias y como consuelo al que apelaron las masas inmigrantes para sentirse parte de una nación y reconocerse en un todo. Lo que debemos historizar, entonces, es la articulación de los medios con el conjunto específico de intereses en un determinado orden social y tomar nota de cómo dicha articulación cambia a través del tiempo. Internet, por ejemplo surge como un medio al servicio de las Fuerza Armadas norteamericanas en el contexto de la guerra fría; en el siglo XXI, el mismo medio desbarata operaciones secretas del gobierno norteamericano a través de la desclasificación documentos (WikiLeaks).

   Por otro lado, la historia de la comunicación muestra que muchos inventos que parecían destinados a auspiciosos futuros, cayeron rápidamente en el olvido. Mientras que otros, descartados, menospreciados o rechazados por sus contemporáneos, fueron retomados con éxito algún tiempo después. La televisión como invento, en sus inicios no despertó gran entusiasmo y más bien generó desconfianza y rechazo.

   Repetimos: haremos una historia social y cultural de los medios de comunicación, sin por ello dejar de reconocer la trascendencia de los inventos y la incidencia de las tecnologías y sus posibilidades en la elaboración de nuevos los géneros, en las formas de construcción y expresión de los mensajes, en las apropiaciones de los mismos…pero nuestra mirada pretende ir más allá; sin negar la importancia de la evolución técnica, busca incorporar a la misma en un análisis más abarcador, que integre lo material con lo simbólico y los medios en tanto instituciones con los imaginarios de una época. En ese sentido, no subestimaremos las condiciones materiales de producción, circulación y recepción de los mensajes.

   Tampoco vamos a considerar los medios como “síntomas” directos, reflejos transparentes de un determinado momento cultural; entendemos que se trata de relaciones complejas, de ida y vuelta, de contradicciones y de articulaciones variables entre contexto y tecnología que no siempre son tan claras y evidentes (ver la ficha de cátedra sobre la Historia de los medios en Raymond Williams).

   Los medios sólo forman parte de nuestras preocupaciones en la medida en que se presentan como un factor más del proceso comunicacional de un grupo social y en tanto podemos dar cuenta de su incidencia en el medio socio-cultural y en el resto de los medios. Sí cabe historiar medios concretos, y de hecho en cada unidad del programa lo hacemos, pero sin perder de vista lo fundamental: la comunicación y su trascendencia social.

  Los medios no son la comunicación misma, son los instrumentos que hacen posible la comunicación social; constituyen una fuente para el historiador, pero en su conjunto, en su interrelación en un espacio y tiempo determinados. La comunicación social no es la suma de los medios en un contexto ni la suma de las historias de cada uno de ellos, sino el resultado de sus relaciones, teniendo en cuenta la acción de unos sobre otros. El nuevo medio generalmente trata de imitar al modelo anterior, y el viejo trata de adaptarse al nuevo, no necesariamente desaparece, puede incluso hasta potenciarse: pensemos, por ejemplo, en las nuevas posibilidades de lectura y de escritura que ofrece internet.

    Debemos, en este punto, diferenciar lo que es la comunicación en un sentido amplio, como objeto de reflexión teórica, que en la carrera van a trabajar desde las cátedras de Teoría, de lo que es la comunicación como un proceso específico que actúa como articulador de grupos sociales: nos proponemos en esta asignatura historiar esta forma concreta de comunicación, en su función de agente organizador de comunidades, así como evidenciar la trascendencia explicativa que cobra ese recorrido para el presente. Nos interesan los efectos que la comunicación y sus medios producen en la sociedad, con qué intensidad lo hacen y a qué conducen. Es interesante analizar, a través de la experiencia histórica, la complejidad de estos efectos, y advertir que el poder de los medios es relativo, y que no necesariamente es tan poderoso ni determina saberes y conductas.

    Es innegable que la comunicación cumple funciones claves en la sociedad: da cuenta al conjunto de su identidad, condensa la memoria colectiva (Debray) difunde y consolida la dimensión de lo propio, construye imaginarios y mitos colectivos, legitima, invisibiliza, redefine las relaciones entre lo público y lo privado; ha sido interpretada como amenaza pero también como proveedora de soluciones. Ha sido abordada como medio de instrucción (pensemos en el rol alfabetizador de la prensa en la historia de nuestro país) o como recurso de escapismo alienante, como lo veremos cuando estudiemos las teorías críticas en nuestro país sobre la televisión y sus efectos en la década del 60’. En palabras de Willimas, la comunicación y sus medios no solo reproducen un modo social, también producen bienes y sentidos y pueden operar, muchas veces, como formas alternativas de resistencia.

   Pensemos, por ejemplo, en la pandemia que nos afecta: los medios han desempeñado simultáneamente el rol de propagador de noticias falsas, de generador de paranoias y teorías conspirativas, de difusión agobiante de datos, “infodemia”, como así también, han operado como concientizadores, educadores de medidas de salud y por qué no decirlo, de un abanico de posibilidades para sortear de forma más llevadera la reclusión social. En estos días, los medios digitales están poniendo a nuestra disposición recursos tecnológicos para la distribución de contenidos educativos, inaccesibles hace solo treinta años.

  Tampoco vamos a detenernos en los procesos de comunicación interpersonal, los que se define más por la intención de los hablantes que por los medios que utilizan; vamos a analizar aquellos medios que son básicamente soportes de comunicación social, desde la escritura, pasando por los medios masivos de comunicación hasta las nuevas modalidades comunicativas en tiempos de internet.

     Es importante en este punto, tener en cuenta que comunicación social hubo desde los orígenes de la humanidad, y que ésta es previa a la comunicación de masas. Nuestro punto de partida de análisis es la oralidad como medio de comunicación, que será clave para comprender los cambios que introduce la escritura, no sólo como una nueva tecnología sino como un modo nuevo de articular cultural y socialmente a las comunidades.

   Toda historia se escribe desde el presente. Una historia de larga duración nos “sensibiliza” -dice Ong- para entender los cambios de ese presente; agudiza nuestra percepción de la fractura cultural producida por las técnicas contemporáneas.

    Desde el punto de vista metodológico, la organización de una Historia de los Medios de comunicación exige prestar atención a dos perspectivas de análisis diferentes, aunque complementarias:

1- La relación entre técnica, percepción y conocimiento supone un marco indispensable para el análisis de la causalidad recíproca (cómo se influyen entre sí) entre la Historia de las tecnologías de la comunicación y los cambios en los modos de percepción humana; se ponen acá de relieve los aspectos técnicos materiales y las transformaciones de las mediaciones conceptuales ligadas a los dispositivos técnicos. Para expresarlo de modo más claro, esto significa que trabajaremos de qué modo la emergencia de un nuevo soporte técnico incide en las formas de conocer, percibir y expresarse. Con Walter Ong, por ejemplo, vamos a ver de qué modo la escritura transforma nuestra forma de relacionarnos con la realidad, “reestructura la conciencia” al decir del autor. (ver ficha de cátedra) o cómo la tecnología de la televisión pauta, incide en –no determina- las formas de recepción de la programación (ver ficha de cátedra de sobre la teoría del flujo televisivo de Raymond Williams).

2- La relación entre técnica-cultura- sociedad será leída a través de un recorrido, una reconstrucción histórica de los procesos que desembocan en las transformaciones del presente.

    Así, los medios de comunicación serán abordados como documentos que dan cuenta de la cultura de un momento determinado. Nos proponemos realizar una suerte de arqueología, -como lo propone Michel Foucault- a través de la reconstrucción de series (momentos) y teniendo en cuenta las discontinuidades, las rupturas, los hitos de la historia de la comunicación que marcaron transformaciones, puntos de inflexión, momentos fundacionales. Dichos “momentos de dislocación” serán reconstruidos en tanto “estructuras de sentimiento”, momentos, períodos, “conjunto compartido de modos de pensar y de sentir de los que se puede extraer un determinado modo de pensar”.

   Regis Debray, en su análisis “mediológico” va más allá del medio y de la institución y se interesa por los hombres que transmiten. Su propuesta invita a pensar lo que él denomina “mediaesferas” (logósfera, grafósfera, videosfera) o configuraciones perceptivas, según el canal perceptivo predominante o medio de comunicación hegemónico y sus máquinas de transmisión (la imprenta en el siglo XIX, la TV en la segunda mitad del siglo XX, internet en nuestros días) muy importantes para comprender cuál es el marco desde el que miramos y construimos la realidad. Debray sostiene que los medios tecnológicos no son sólo recursos inventados por una sociedad en determinadas circunstancias para satisfacer ciertas necesidades. Son, además, procesos de transformación al interior de la conciencia y conformadores de subjetividad. Veremos, así, como toda la cultura se encuentra signada por la tecnología hegemónica en cada momento histórico. Hoy se habla de “sociedad de la información” de “sociedad red” o de “enjambre digital” para dar cuenta de una configuración cultural atravesada por las nuevas tecnologías. Los cambios producidos a partir de la fotografía con la reproducción técnica de la imagen o del cine, con la posibilidad de contemplar la imagen en movimiento, son fracturas que transforman el sensorio humano, la sensibilidad estética y las relaciones sociales. En tal sentido, haremos un análisis diacrónico, es decir, una lectura en el tiempo, de sucesión cronológica, de cómo se transforman, a través de la historia, las diferentes modalidades comunicativas. Vamos a tomar la comunicación humana como eje articulador de la Historia de la comunicación, desde una perspectiva de larga duración, que se remonta al lenguaje y sus orígenes (ver Ong y la cultura de la oralidad) y que va mucho más allá de la Historia de las tecnologías del siglo XX. Nos proponemos examinar el papel de la comunicación en el desarrollo de la Historia humana y sus formas de civilización. Manuel Vázquez Montalván establece, en ese sentido, las diferencias entre los medios de comunicación de masas de lo que es la necesidad personal y social de la comunicación, existente desde que se establecieron las comunicaciones interpersonales; el lenguaje y la escritura manual se presentan como medios precarios hasta la aparición de la imprenta, que hace posible la reproducción en serie de mensajes y logra superar limitaciones espacio-temporales. Nosotros vamos a partir del estudio de estas primitivas formas de satisfacer las necesidades de comunicación: mnemotécnicas, pictóricas, ideográficas, fonéticas, etc. Para ello será necesario hacer recortes sincrónicos, abordar diferentes momentos de la Historia como marco de las transformaciones: por ejemplo, cuáles fueron los cambios operados en el Renacimiento que explican, de algún modo, la necesidad de un medio como la imprenta y cómo, a su vez, ésta transforma, no solo los modos de lectura, sino también las formas de la socialidad. Se trata, como lo afirma Williams, de una “causalidad recíproca”: las circunstancias históricas, sociales y culturales crean las condiciones para el surgimiento de nuevos medios de comunicación y éstos, a su vez, crean nuevas relaciones de comunicación social. Centraremos la mirada en el cambio a nivel vertical, esto es, las modificaciones que se producen en la línea del tiempo como proceso; pero, en el plano horizontal, analizaremos los cambios en las diferentes prácticas culturales y en las relaciones que establecen entre sí cuando aparece un nuevo medio. Por ejemplo, en el caso de la prensa, no sólo tendremos en cuenta cómo ésta evoluciona desde las hojas manuscritas sueltas hasta convertirse en una institución clave del capitalismo, sino que también estudiaremos de qué manera se transforman las relaciones entre espacio político y vida privada en el siglo XVIII. (ver ficha de cátedra sobre la teoría de la opinión pública en Jürguen Habermas); veremos cómo se reconfiguran las relaciones familiares en el ámbito doméstico con la emergencia de la radio y luego de la TV (ver ficha de cátedra sobre la noción de “privatismo móvil” en Raymond Williams).

   En ese desplegarse de las formas de comunicación, se tendrán en cuenta los elementos residuales, aquellos sedimentos que perviven en el contexto analizado y de qué manera se entrecruzan y se relacionan con los elementos nuevos, emergentes; es decir, nuestra tarea como estudiantes de la historia de la comunicación será tener en cuenta lo que Martín Barbero llama las mediaciones, esto es, las relaciones, las articulaciones entre lo tradicional y lo moderno, entre la técnica y la sociedad, entre los medios, la cultura y las subjetividades. En sus estudios sobre medios el autor busca, por ejemplo, en las matrices del pasado una explicación para los rasgos populares presentes en la telenovela.

   Es importante destacar que las variaciones no solo son temporales, sino que podemos establecer contrastes entre las modalidades comunicativas de una misma época en diferentes espacios; veremos, así, como los modelos de radio y televisión comerciales difieren en sus formas de producción y difusión del modelo maoísta chino, por ejemplo, o estatal británico en la década del 60´.

    Para finalizar, nos resulta importante señalar que, además, una Historia social de la comunicación nos brinda la posibilidad de advertir que todos los medios, cuando surgieron, dispararon tanto actitudes eufóricas y celebratorias, como reacciones defensivas y temerosas frente a lo que se percibía amenazante.

   Así, vamos a ver cómo la escritura, para los maestros del diálogo filosófico, en la Antigüedad clásica, significaba una técnica que atentaba contra la memoria y el intercambio de ideas. Más tarde, los escolásticos que poseían los manuscritos, se escandalizaron ante la producción en serie de textos que posibilitaba la imprenta; el cine fue un foco de críticas y advertencias para los pensadores de la Escuela de Frankfurt, porque entendían que alienaba a los espectadores, los evadía, y por lo tanto, clausuraba la potencialidad del pensamiento crítico.

    En la actualidad, las visiones sobre las nuevas tecnologías no escapan a esos temores y visiones apocalípticas: internet vendría a arrasar con el humanismo, la “cultura” y el hábito de la lectura.

   La Historia muestra, sin embargo, que las tecnologías de la comunicación no fueron positivas o negativas en sí mismas; que todas abren una multiplicidad de posibilidades y que, en todo caso, son los usos que el hombre realiza de ellas los que las convierte en armas de dominación o en instrumentos de emancipación y enriquecimiento de la vida interior.

   Es interesante, en este punto dos ejemplos que vamos a trabajar en la materia: la prensa como medio clave, durante los siglos XVII y XVIII para la emergencia de un espacio público de debate sobre cuestiones políticas y la prensa del siglo XX, atravesada por intereses de tipo económico y donde la información pasa a ser una mercancía. (ver ficha de cátedra sobre la opinión pública en Habermas). Del mismo modo, veremos el ”uso” de la radio en diferentes contextos políticos en la Europa de las primera mitad del siglo XX, como así también lo que las masas hicieron con ese nuevo medio.

    Estas reflexiones nos invitan a desencializar los medios de comunicación, a evidenciar su carácter de dispositivo hegemónico y a relativizar tanto las miradas mesiánicas como las demoníacas.

BIBLIOGRAFÍA

Debray Regis, Introducción a la mediología. Buenos Aires, Paidós Ibérica, 2001.

Marafioti Roberto, Sentidos de la comunicación. Buenos Aires, Biblos. 2005.

Martín Barbero Jesús, “De las masas a la masa” en: De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. México, Gustavo Gili, 1987.

Montero Díaz, Julio y Rueda Laffont, José Carlos, Introducción a la Historia de la Comunicación Social. Barcelona, Aries, 2001.

Varela, Mirta, “Medios de comunicación e Historia: apuntes para una historiografía en construcción” en: http://www.rehime.com.ar/escritos/documentos/idexalfa/v/varela/Mirta%20Varela%20-%20Trampas22.pdf

Williams Raymond, “Introducción” en Introducción a la Historia de la Comunicación Social .Vol.I. Ed. Raymond Williams. Barcelona: Bosch Comunicación. 1992.

                                    “Tecnologías de la comunicación e instituciones sociales” en: Historia de la comunicación. Vol. II. Ed. Raymond Williams. Barcelona: Bosch Comunicación, 1992.

Nuevas perspectivas: arqueología, geología o genealogía de los medios

En las últimas dos décadas han surgido y desarrolado nuevas formas de abordaje para una historia material y cultural de los medios de comunicación. Autores como Siegfried Zielinsky, Erkki Huhtamo y Jussi Parikka, entre otros, constituyen referencias ineludibles a la hora de estudiar estas novedosas propuestas teóricas y metodológicas.

La llamada Arqueología de los medios (también Arqueología medial) es una disciplina o interdisciplina que tiene como origen el concepto de "arqueología epistemológica" propuesta en 1967 por el filósofo Michel Foucault y que consiste en una metodología alternativa para revisar la historia de los procesos de conocimiento, así como el origen y desarrollo de los llamados por Foucault “dispositivos” epistémicos, a saber: los entramados conceptuales, imaginarios, que existen detrás de una idea, de un invento, de un concepto científico, o de una institución. La arqueología supone desenterrar y traer a la luz los diferentes estratos, las capas, que se van sedimentando en torno a una idea, a un invento o a una tecnología, con el fin de comprender el origen y la estructura epistémica que rodea y permite su creación y existencia.

Tomando, entonces, como antecedente la arqueología de Foucault, diversos teóricos de los medios han desarrollado una interesante práctica de saberes interdisciplinarios que, bajo la denominación de Arqueología de los medios (Media Archaeology), investiga y reflexiona sobre los orígenes, presupuestos y circunstancias particulares que pueden ser leídas y rastreadas en los dispositivos tecnológicos. En este sentido, ‘arqueología’ significa escarbar en los motivos por los cuales algunos objetos, discursos o, para estos fines, el uso y apropiación de ciertos aparatos se insertan en determinada situación cultural. Uno de sus motores principales es responder cómo los nuevos entornos tecnológicos, surgidos en la era moderna, configuran modos de ver, oír, pensar y sentir.

Frente a la amnesia estratégica de la cultura digital y la industria de los nuevos medios, cabe oponer entonces la arqueología de los medios como una posibilidad para el recuerdo, y batalla contra el olvido. Tal y como diría el teórico Siegfried Zielinski, deberíamos entender la arqueología de los medios como des-ocultadora tanto de “lo viejo en lo nuevo” y de “lo nuevo en lo viejo”, como también reveladora de que lo nuevo es casi siempre ya viejo en el fragor de la batalla por la innovación. Obviamente, cada contexto histórico y geográfico establece sus nociones de “nuevo” y, tal y como comenta Jussi Parikka , hay una creciente necesidad de esa (otra) historia que se halla fuera del enfoque habitual anglo-americano o centroeuropeo. En definitiva, nos dice Parikka, el interés histórico del conocimiento no se limita a las historias del pasado y de la escritura, sino más bien a la articulación de lo contemporáneo como un lugar de encuentro de las direcciones temporales: lo nuevo, lo viejo, el momento fracturado del ahora.

Pese a la diversidad de trabajos que se encuadran en esta disciplina, podríamos enumerar –a grandes rasgos- cuáles son los principios que la definen:

1) la crítica de la idea de un progreso lineal en el desarrollo de las tecnologías y que éstas sean consecuencia de un desarrollo ordenado que va de lo más simple a lo más complejo y de lo más primitivo a lo más sofisticado. Así, la arqueología de los medios introduce la discontinuidad en la historia, investiga aquellas rupturas en los discursos que no corresponden con la imagen de una historia continuista, unidireccional, que obedece a un “destino”, o que remite a un “origen”.

2) Rompiendo con una historia causal o teleológica hacia la cumbre de formas audiovisuales o hacia la culminación tecnológica de los dispositivos o aparatos futuros, la mirada arqueológica tratará de desvelar una serie de recurrencias, de eternos retornos o déjà vu que se repiten a lo largo de la historia de los medios (Huhtamo,). Desde esta perspectiva, se trataría, pues, de comprender la historia cultural a través de sitios comunes, topos o topoi, estructuras complejas de hábitos, costumbres, ideologías. Por ejemplo, establecer un topos sobre el teclado o la mecanización pondría en relación las máquinas de las fábricas textiles de 1830 con los penny arcades, o las máquinas tragaperras y los videojuegos actuales a través del topos de la interactividad humano-máquina, donde unas máquinas, aunque con fines productivos distintos, ponen en común ciertas experiencias y la cooptación capitalista de las mismas: como productores de una ilusión momentánea o duradera en la que uno cree estar al mando.

Huhtamo se dedicó a pensar y rastrear cómo en la historia de los medios existen ideas o manías cíclicas, como la vigilancia, la multitarea y la robótica, que van y vienen en un polílogo interminable entre pasados y presentes. El autor concluye que el enfoque arqueológico de los medios tiene dos objetivos principales: el estudio de los elementos cíclicamente recurrentes y los motivos que subyacen y guían el desarrollo de la cultura de los medios y, en segundo lugar, la “excavación” de los modos en que estas tradiciones y formulaciones discursivas han “dejado su huella” en medios específicos como máquinas y sistemas en diferentes contextos históricos, contribuyendo a la construcción de su identidad en términos de redes de significación social e ideológicamente específicas. Este tipo de enfoque enfatiza lo cíclico en lugar del desarrollo cronológico, así como la repetición en lugar de la innovación única.

3) la atención e indagación en episodios de la historia de los medios que han sido subvalorados o poco estudiados, y que el arqueólogo de los medios desentierra para ofrecer explicaciones novedosas relacionando los datos de modos alternativos y luminosos; trabaja en los estratos materiales de las culturas mediáticas del pasado recuperando aparatos, prácticas e innovaciones olvidadas, extravagantes, no obvias.

En tal sentido, Zielinski aborda la arqueología de los medios como una “práctica de resistencia” contra aquello que percibe como una uniformización creciente de la cultura de los medios. Esta aproximación que indaga en prácticas no reconocidas –y no cooptadas– por el mainstream audiovisual/artístico se conoce como la línea variantológica o anarqueológica, dentro del campo de la arqueología de los medios; se centra en proyectos que surgen en tiempos pasados, en zonas geopolíticas despreciadas y, sobre todo, desconocidas en la historia del arte de los medios.

4) cierta libertad en el análisis que hace de la arqueología de los medios (por ello llamada por Zielinsky “an-arqueología”) más bien un conjunto de estudios fragmentarios que se comunican transversal o tangencialmente y que están lejos de pretender conformar un corpus sistematizado. En su naturaleza metodológica misma está el tomar cercanía o distancia de su objeto y la excavación de capas sin necesidad de recorridos totalitarios o de sumas históricas o teleológicas.

Un rasgo importante y común entre quienes investigan o teorizan bajo este concepto es la mezcla de metodologías y disciplinas, entre ellas la filosofía, la ciencia, la literatura, la ciencia ficción, la historia, distintas tradiciones de teoría de medios, los estudios cinematográficos y de las artes mediales, siempre con una perspectiva transversal que implica la especulación en torno al tiempo, la obsolescencia y las historias experimentales de la tecnología.

5) Una mirada medioambiental (ecosófica) de los medios. Para entender adecuadamente la cultura de medios contemporáneos debemos comenzar por las realidades materiales que la anteceden: la historia de la Tierra, las formaciones geológicas y minerales, y la energía. Al reparar en esto nos enfrentamos con las profundas consecuencias sociales y medioambientales que tienen nuestras vidas conectadas en red. No solo se necesitan raros minerales para hacer que nuestras máquinas digitales funcionen, sino que las tecnologías de medios obsoletas vuelven a la tierra como residuo de la cultura digital, y contribuyen a acrecentar las capas de desechos tóxicos sobre las que trabajarán futuros arqueólogos.

La historia de nuestra cultura medial tiene miles de millones de años. Pero descifrar el entorno digital que gobierna nuestras vidas requiere de algo más que un ejercicio de interpretación semiótica. A contracorriente de los discursos glorificadores de una supuesta inmaterialidad digital, Jussi Parikka señala que las máquinas digitales actuales y su entramado socio-técnico dependen tanto de la electricidad como de una variedad de minerales que cotizan en alza en los mercados mundiales al tiempo que derraman toxinas sobre el medioambiente y afectan la salud de quienes intervienen en la fabricación de esos artefactos.

Una geología de los medios, primer libro traducido al español del investigador finlandés, excava en los estratos temporales de largo aliento de nuestra materialidad medial: la historia de la Tierra, sus metales, su química y sus minerales, elementos que constituyen la materialidad de los medios digitales y le confieren al entorno técnico su condición geológica. En línea con el rechazo a la teleología humanista de Donna Haraway, Rosi Braidotti y los nuevos materialismos, en paralelo a las críticas al extractivismo y sus efectos por parte de los estudios feministas y poscoloniales, la perspectiva geocentrada e inorgánica de Parikka constituye un vigoroso intento de colocar la teoría de los medios a la altura de los desafíos del Antropoceno. Parikka reúne todos estos elementos: la obsolescencia programada, la naturaleza material de la información y la basura electrónica.

La obsolescencia programada fue introducida como la lógica de los ciclos de la tecnología de consumo, lógica que es parte de una cultura de tecnologías materiales de la información. En sí mismas, estas tecnologías deberían ser entendidas cada vez más a partir de las sustancias químicas, los componentes tóxicos y el residuo que dejan como huella una vez que su función de medio ha sido, por así decir, “consumida”. El reconocimiento de que la tecnología de la información nunca es efímera y de que, por lo tanto, nunca puede morir completamente, es de importancia tanto en términos ecológicos como arqueológico-mediales. En cuanto ensamblaje material, la tecnología de la información también tiene una duración que no se restringe a su valor de uso centrado en lo humano: los objetos medial-culturales y la tecnología de la información están íntimamente conectados con el suelo, el aire y la naturaleza entendida como una realidad concreta, temporal. Así como la naturaleza sustenta el desarrollo de la tecnología de la información –el modo en que, por ejemplo, la gutapercha fue una sustancia fundamental para el aislamiento de los cables telegráficos submarinos en el siglo XIX, o la columbita-tantalita es un mineral esencial para una amplia gama de dispositivos de alta tecnología en la actualidad–, los dispositivos de esta tecnología retornan a la naturaleza.

Para resumir, la tecnología de la información supone la imbricación de múltiples ecologías, desde la economía política hasta la ecología natural. Este planteo guattariano de una ecología de los medios se conecta con una postura ecosófica: una conciencia de las ecologías superpuestas que alimentan las interrelaciones entre lo social, lo mental, lo somático, lo inorgánico y lo animal. En este sentido, Parikka sostiene que las arqueologías de la pantalla y los medios de la tecnología de la información deberían enfocarse cada vez más no solo en el pasado, sino también en el interior de la pantalla, a fin de revelar una visión enteramente distinta de la vanguardia orientada al futuro.

El ámbito digital es una vanguardia en la medida en que está impulsado por la innovación y la destrucción permanentes. La obsolescencia integrada que caracteriza a la cultura digital, el incesante arrojar a la basura el modelo del año anterior, el despilfarrador desecho de baterías, teléfonos celulares, monitores, mouses… y todos los metales pesados, todas las sustancias tóxicas que son enviadas a algún remoto pueblo de reciclaje en China… eso es la vanguardia digital.

Frente a esta realidad, la propuesta de Parikka es la de una arqueología alternativa centrada en el remiendo, la recombinación y el collage a partir del desmontaje del aparato, la pantalla y el sistema tecnológico.

Los métodos arqueológico-mediales han perfilado las temporalidades complejas, superpuestas, multidimensionales del mundo humano en términos de historias cultural-mediales, pero, en medio de una crisis ecológica como la que vivimos hoy, necesitamos una visión más decididamente no humana.

En este contexto, la idea de curvar la arqueología de los medios para hacer de ella una metodología artística puede ser vista como un modo de explotar el potencial ecosófico de prácticas como el circuit bending, el hackeo del hardware y otras formas de reutilizar y reintroducir los medios muertos en un nuevo ciclo de vida para tales objetos. Ensamblados en nuevas construcciones, estos materiales e ideas se convierten en zombis que llevan consigo historias, pero también son recordatorios de las temporalidades no humanas involucradas en los medios técnicos.

Los medios técnicos procesan y operan a velocidades y frecuencias subfenomenológicas, pero también explotan las temporalidades de la naturaleza, sus miles, incluso millones de años de historia no lineal y no humana;

Parikka concluye que las comunicaciones se han desplazado más allá de la fase de los nuevos medios, atravesando la fase de la mercancía de consumo, y que mucho de eso “nuevo” es ya obsoleto y se encuentra hoy en una “fase de arqueología”. La práctica del amateurismo y el bricolaje a modo de hobby caracteriza no solo a la fase temprana de adopción de las tecnologías, sino también a la fase de la obsolescencia. En términos cronológicos, los medios digitales han dejado de ser esa oportunidad especulativa que representaban en los años noventa para pasar a ser adoptados generalizadamente como una mercancía de consumo en los años dos mil, y en nuestros días se han vuelto objetos arqueológicos. Como consecuencia de ello, estudiar temas como la reutilización, la recombinación y el sampleo se ha vuelto más importante que analizar los potenciales técnicos. Por otra parte, si la temporalidad circula, se modula y se almacena cada vez más en dispositivos técnico-mediales –los diagramas y circuitos concretos que explotan la microtemporalidad que está por debajo del umbral de la percepción humana consciente–, entonces necesitamos desarrollar similares prácticas activistas, artísticas y de circuit bending entendidas como una metodología analítica y creativa. De aquí el giro hacia los archivos en un sentido más general, que incluye también circuitos, conmutadores, chips y otros procesos de alta tecnología. Estas tareas epistemo-arqueológicas no son solo de interés artístico, sino que incorporan también la dimensión ecosófica con el objetivo de entender y reinventar las relaciones entre las distintas ecologías que atraviesan a la subjetividad, a la naturaleza y a la tecnología.

Aunque la noción de la muerte de los medios puede ser útil como estrategia para oponerse a la discusión concentrada solo en lo novedoso de los medios, Parikka sostiene que los medios nunca mueren: se deterioran, se descomponen, se arreglan, se recombinan y se historizan, se reinterpretan y se coleccionan. O bien subsisten como un residuo en el suelo y como medios muertos vivientes tóxicos, o bien son reapropiados a través de metodologías de manipulación artística.

A modo de cierre….

Las diferencias entre los exponentes de la genealogía/arqueología de los medios son más que nada a nivel de objetos de estudio, pues en general se percibe un diálogo constante y de mutuo reconocimiento y enriquecimiento entre ellos. Cada uno explora distintos aspectos teóricos ejemplificados con medios específicos; por ejemplo, pantallas, dispositivos sonoros o audiovisuales como los teléfonos móviles, instrumentos musicales o cámaras cinematográficas. En este tenor, la arqueología de medios plantea una historia no lineal ni teleológica de los medios, busca historias alternativas, caminos abandonados, conexiones entre dispositivos y momentos históricos distantes. De alguna manera, se trata de analizar las condiciones de la existencia de los objetos culturales mediales, sus procesos y fenómenos. Si la arqueología de los medios denota cosas distintas para practicantes distintos ¿qué mantiene unidos los enfoques de los arqueólogos de esta corriente? Parikka diría que el descontento con la canonización de las narrativas de la cultura y la historia de los medios.

BIBLIOGRAFÍA

Alsina Pau, Rodríguez Ana y Hofman Vanina, “El devenir de la arqueología de los medios: derroteros, saberes y metodologías”. Artnodes. Revista de Arte, Ciencia y Tecnología. Universitat Oberta de Catalunya. Junio de 2018. https://openaccess.uoc.edu/handle/10609/105727

Parikka, Jussi y Hertz, Garnet. “Una geología de los medios”. CCBLAB. Febrero de 2021. https://lab.cccb.org/es/una-geologia-de-los-medios/

Zielinski, Siegfried. (2011) Arqueología de los medios. Facultad de Artes y Humanidades. Universidad de los Andes. Bogotá: Ediciones Uniandes. https://es.scribd.com/document/338806033/Arqueologi-a-de-los-medios-docx


lunes, 11 de marzo de 2024

Horarios de consulta 2024

 

- Martes de 11 a 13 hs. Prof. Dra.Ma. Marta Lujan (112b)

- Martes de 10.30 a 12.30 hs. Prof. Paula Storni ( en Adiunt)

- Miércoles de 10 a 12 hs. Prof. Josefina Santillan (112 b) 

- Miercoles de 10.30 a 12.30 hs. Prof. Mariana Carles (en Area Comunicaciones)

- Viernes de 10.30 a 12.30 hs. Prof. Ilde Erlich (112)

viernes, 2 de septiembre de 2022

Material de la 2° clase teórica y práctica de Cultura y Comunicación 2022

 

Para trabajar en la 2° clase práctica de esta semana adjunto el pdf del texto; el mismo también se encuentra a dsiposición en fotocopiadora

Les adjunto el material teórico  para la segunda clase sobre el tema Cultura/Comunicación: 

Saintout, Florencia: "Los estudios socioculturales y la comunicación:un mapa desplazado"  https://www.studocu.com/es-ar/document/universidad-nacional-de-cordoba/teoria-de-la-comunicacion/los-estudios-socioculturales-y-la-comunicacion-f-saintout/6366454
Todo el material está en fotocopiadora a disposición

Material de la 1° clase teórica y práctica de Cultura 2022

 A continuación, les adjunto la bibliografía de la 1° clase teórica: dos fichas elaboradas por la cátedra sobre los autores trabajados: Raymond Williams y Alejandro Grimson y un artículo de Grimson que trabajarán en las clases prácticas. Sobre éste último, el link para acceder a un prezzi realizado por la Dra. Carlés.

jueves, 21 de julio de 2022

Consulta Examen julio-agosto 2022

 Darè consulta para examen el martes 26 /7 a las 12 hs. en forma virtual en el link de siempre

Prof. Lujàn

martes, 17 de mayo de 2022

Material unidad por unidad 2022

 TEXTOS TRABAJADOS 2022

UNIDAD 4: PRENSA 


Adjuntamos dos fichas de cátedra sobre la Historia de la prensa y sobre la Opinión pública. Para la clase práctica, el texto de Julio Ramos sobre las primeras etapas de la prensa argentina y un power point realizado por la Dra. Ma.José Cisneros explicando al mismo y alque pueden acceder  en el link: 

UNIDAD 3; IMPRENTA

Deben leer la Ficha sobre Imprenta, elaborada por la Prof. Luján.
En las clases prácticas se trabajará en base a  dos archivos.
El primero es un escrito de la Prof. Paula Storni,  en el que aparecen las ideas centrales de la selección de textos de Roger Chartier que está en el blog: “Introducción a una historia de las prácticas de lectura en la era moderna (siglos XVI-XVIII); “Ocio y sociabilidad: la lectura en voz alta en la Europa moderna” y “Los libros azules” en: El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación. Barcelona. Gedisa. 1992 Págs. 107-162.
El segundo es parte de una video conferencia (24 min)del mismo autor que profundiza lo desarrollado en la teórica y la práctica. Recomiendo verlo luego de las lecturas. Es un complemento importante de la bibliografía que retoma las mismas ideas pero no es lo mismo escuchar al autor que leerlo.


Bibliografía de la clase. a disposición en el blog de la cátedra:
 Marafioti Roberto, Sentidos de la comunicación. Buenos Aires: Biblos. 2005.https://drive.google.com/file/d/0B2AXg3qjR5flaVBDLWFYVlNHbm8/view?usp=sharing
- Vázquez Montalván, Manuel. Historia y comunicación social. Barcelona: Grijalbo Mondadori, 1980.https://drive.google.com/file/d/0B2AXg3qjR5flTEZlRGtaZHdWN2c/view?usp=sharing
Texto completo en: http://roa.ult.edu.cu/bitstream/123456789/2418/1/Historia_y_comunicacion_social.pdf.
- Chartier, Roger: El mundo como representación. Estudios sobre la historia cultural. Barcelona: Gedisa, 1992. Pags. 107 a 162.
- Texto completo en https://jricomcursos.files.wordpress.com/2019/02/chartier-r.-el-mundo-como-representaciocc81n.pdf

UNIDAD 2: ORALIDAD A ESCRITURA

De la oralidad a la escritura
Bibliografía:
1) Lienhard, Martin "La irrupción de la escritura en el escenario latinoamericano" en: La voz y su huella. La Habana: Casa de las Américas. 1989. Pp. 27-53 (se adjunta ficha de cátedra que refiere a este texto).
2) Ong, Walter, Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 2006 (texto completo en blog de cátedra. Se adjunta una ficha de cátedra). 
3) Ruíz Acosta, María José, Cap. III, “Los orígenes de la comunicación social: lo escrito” en: Historia de la comunicación: escritura y prensa, Madrid: Edit. Mad, 1998, pp. 41-62. ( descarga en: https://drive.google.com/file/d/0B2AXg3qjR5flallwbFZKU1lvZEk/view?usp=sharing )

UNIDAD 1: HISTORIA SOCIAL DE LA COMUNICACIÓN

seguiremos analizando  la Historia social de la comunicación como objeto de estudio.  
En las clases prácticas trabajaremos con el texto de Mirta Varela "Medios de comunicación e Historia: apuntes para una historiografía en construcción” disponible en: 
https://docplayer.es/211083502-Mirta-varela-medios-de-comunicacion-e-historia-apuntes-para-una-historiografia-en-construccion-resumen.html


Para la clase teórica vamos abordar la ficha de cátedra sobre Raymond Williams y la Historia de la comunicación, que subimos a continuación.
Otros textos que se trabajarán en esta unidad:
*Montero Díaz, Julio y Rueda Laffont, José Carlos,  Introducción a la Historia de la Comunicación Social. Barcelona, Aries, 2001.
 
*Varela, Mirta, “Medios de comunicación e Historia: apuntes para una historiografía en construcción”.
*Williams Raymond,  “Introducción” en  Introducción a la Historia de la Comunicación Social .Vol.I. Ed. Raymond Williams. Barcelona: Bosch Comunicación. 1992.
                                    “Tecnologías de la comunicación e instituciones sociales” en: Historia de la comunicación. Vol. II. Ed. Raymond Williams. Barcelona: Bosch Comunicación, 1992.

Esta bliografía está disponible en el blog de la cátedra:  culturaycomunicacionhistoria.blogspot.com

- Historia Social de la Comunicación 


HdC 2022.docx
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